“…Ningún ciudadano que sea testigo de una situación similar se sentirá identificado con esos hombres y mujeres que acumulan sus pertenencias en un carrito de la compra y pasan la noche en un banco de una céntrica plaza. Pero quizás nos estemos equivocando. Puede que esa empatía fuese más evidente si supiéramos que muchos de esos sin techo son licenciados en derecho o antiguos empleados de banca, personas con formación que unos años atrás disfrutaban de las glorias del éxito.
Señorías, la sociedad ha de tener claro que es totalmente falso e injusto calificar a las personas sin hogar como un colectivo de vagos, maleantes, alcohólicos o drogadictos que se han buscado, y merecen, la situación en la que se encuentran.”